Que si, que no
Ni blanco, ni negro
Ni día, ni noche
Ayer hablé con él, al divino botón, porque no paró de discutirme. Me tiene harta él y toda su histeria. No puede ser que con la edad que tiene siga comportándose como un pendejo. Que si lo trato mal, es porque lo trato mal. Que si lo trato bien, lo deliro. Que si tardo más de un minuto en contestar es porque no tengo interés en hablar (cómo se nota que no sabe absoluta y completamente nada de lo que me pasa), pero si contesto rápido parezco desesperada.
Después me pregunta si está todo bien entre nosotros, ¡cómo si le importara! Además, desde cuándo hubo un nosotros, al menos por parte de él nunca.
Cuando por fin se tranquiliza y podemos empezar a hablar como dos personas civilizadas, vuelta otra vez a lo mismo; se ofende... Le digo que es al pedo que se ofenda cuando en realidad no hay motivos para hacerlo.
En fin, me frustré. Nunca tengo la posibilidad de hablar con el tanto tiempo como el de ayer en la noche, en realidad, nunca tengo la posibilidad de hablar con él. Punto. Y me molesta que cuando por fin puedo estar en sí contenta porque al menos estamos hablando, me discuta todo.
Lo odio.
No sé porqué me sentiré identificada con varias de las cosas que ponés ja... No te puedo decir mucho porque me pasa parecido, pero sé que si na relación (o como quieras llamarlo) no te hace bien, si el balance da siempre negativo (o más negativo que positivo), hay que pasar a otra cosa. Ahora, si sabés cómo hacer eso, avisame.
ReplyDeleteLO ODIAS...LO AMAS...
ReplyDeleteDicen por allí que no se puede odiar sin que haya al menos un resto de amor, es como si èste fuese el combustible del odio. Pero es una idea extremadamente generica y relativa como para que me creas. Tu mejor ignora esto , que yo seguiré leyendo más de tu blog.
ReplyDelete